Pedro Páramo. Capítulo 22. Página 44.
Tocó nuevamente con el mango del chicote, nada más por insistir, ya que sabía que no abrirían hasta que se le antojara a Pedro Páramo. Dijo mirando hacia el dintel de la puerta: "Se ven bonitos esos moños negros, lo que sea de cada quien."
En ese momento abrieron y él entró.
-Pasa, Fulgor. ¿Está arreglado el asunto de Toribio Aldrete?
-Está liquidado, patrón.
-Nos queda la cuestión de los Fregosos. Deja eso pendiente. Ahorita estoy muy ocupado con mi "luna de miel".